Con tecnología, accesibilidad y marcas privadas en expansión, el comercio digital redefine hábitos de consumo en el país.
El comercio electrónico en la Argentina atraviesa una etapa de transformación sostenida. Más allá de los números récord, el verdadero cambio está en la forma en que los consumidores eligen, comparan y se vinculan con las marcas en el entorno digital. Impulsado por la necesidad de conveniencia y por una oferta cada vez más diversa, el ecommerce se consolida como una parte integral del consumo cotidiano.
La digitalización acelerada tras la pandemia dejó una huella duradera. Hoy, más del 60% de los argentinos compra online, y se proyecta que esta cifra seguirá creciendo en los próximos años. Los hábitos de compra evolucionaron. Los usuarios priorizan plataformas que les permitan acceder a mejores precios, una mayor variedad de productos y experiencias más ágiles y personalizadas.
En este escenario, las marcas privadas ganaron protagonismo. Lo que antes se asociaba a opciones de bajo costo, hoy se presenta como propuestas competitivas en calidad, diseño y comunicación.
Con precios más accesibles, fuerte presencia digital y mayor control sobre la experiencia de compra, estas marcas se posicionan como una alternativa sólida dentro del ecosistema online.
Todo es personal
El avance tecnológico también fue clave. Herramientas como inteligencia artificial, live shopping, realidad aumentada y asistentes virtuales mejoran la experiencia del usuario, humanizan la atención y permiten una interacción más directa entre consumidores y marcas. Todo esto elevó las expectativas de los usuarios, que valoran tanto la eficiencia como la cercanía.
Sin embargo, los desafíos persisten. Los costos logísticos, las inversiones en marketing digital y las limitaciones de tiempo y recursos siguen siendo ítems no siempre resueltos, sobre todo para pequeños y medianos emprendimientos. Aun así, la expansión del ecommerce y la diversificación de la oferta siguen marcando el ritmo de una industria en evolución.
El crecimiento del comercio electrónico es una transformación cultural. Las marcas apuntan a lograr combinar valor real, propósito y cercanía para fidelizar a un consumidor cada vez más informado y exigente.
